junio 29, 2009

Un poquitín de humor...


Bien dice Lisa Simpson (en el único capítulo que me gusta...): "Al aumentar la inteligencia, disminuye la felicidad"...

junio 28, 2009

I'm back, baby!

Regreso, con rodillas renovadas y, aformtunadamente, pudiendo dar un par de pasos...
Les cuento mi experiencia:
Estuve dos días internada, picándome los ojos y viendo Grey's Anatomy como posesa...
Mi doc no dijo lo que Shepard ("Hoy es un buen día para salvar vidas"), pero se puso en el uniforme quirúrgico una calcomanía de Bob Esponja que le dio su hijito y que tenía la frase "Hoy es un buen día para ser feliz", lo que me hizo reir muchísimo.
El coctel de anestesia fue increíble... La epidural es la maravilla de las maravillas, no duele nada y te hace sentir de diez... Durante un muy buen rato, deseé tener anestesia forever. Me sentía de lo mejor, oyendo a lo lejos el llanto de una beba recién nacida con pulmones de Monserrat Caballé y María Callas juntas...
Lo más traumático del asunto fue tener la venoclisis todo el día... Recibir analgésicos por ahí es muy doloroso (por qué duele tanto recibir medicamentos para el dolor???).
Estuve muy bien acompañada, y aunque me perdí tres mil años de twitter, FB y blogs, no importa, por fin podré usar stilettos!!!
En cuanto pueda les compartiré imágenes exclusivas de mi extreme makeover... nomás dejen que le encuentre cómo... jajajaja!
Gracias a todos! XOXO

junio 27, 2009

"Hoy es un buen día para salvar vidas"

Estoy en el quirófano... pero como soy una mujer precavida, decidí programar un post para este momento (sí, ya sé que mi hermano piensa que soy blogahólica -y sí, tiene razón-, pero esto es como una terapia para mantenerme tranquila).
He decidido que, como estaré fuera de circulación, puedo decir lo que sea y echarle la culpa a la anestesia, que me puede hacer decir cosas extrañas... So, apúrense a leer, porque en cuanto salga del hospital, este post podría desaparecer.
Primero, y antes que cualquier cosa suceda: quiero que sepan que cuando muera (dentro de ciento-ochenta años), no quiero que por nada del mundo me entierren (me dan wakkk los gusanos).
Ahora, una vez que ya dejé instrucciones para mis hijos, mis nietos, bisnietos y choznos (porque todos deberán vivir hasta entonces), puedo continuar con lo que quiero decir ahora:
1. Aunque me da miedo que las cicatrices me impidan encontrar al hombre de mi vida (por aquello de que tenga una fijación con las rodillas perfectas), ni modo... usar stilettos es lo mío, y por eso me sacrifico.
2. Si mi doc no dice como Derek Shepard: "hoy es un hermoso día para salvar vidas", le voy a pegar muy fuerte y no voy a dejar que me opere.
3. Hubiera querido recibir algunas llamadas especiales, como la de la calamidad ex-presente... a quien, por cierto, extraño muchísimo aunque ya se apareció por Twitter... Te quiero, latoso... lo sabes y por eso te aprovechas... (Si alguien lo ve por aquí, porfa córralo, no quiero que se entere que me duele su ausencia...)
4. Ahora mismo quisiera estar en otro lugar, haciendo otra cosa... (Obvio, no? Si se pudiera, contigo, sis... I miss u, lottes & lottes!!!)
5. Le informo a las personas que estarán encargadas de checar mi correo, mi Twitter, Facebook y blogs, que si no me pasan el reporte completo, los voy a patear con mis piernas biónicas nuevas...
6. Mis amigas están locas, pero las amo profundamente. Gracias por estar a mi lado en medio de la tempestad.
7. Voy a extrañar muchísimo, el estar acá de chismosa estos tres días que estaré fuera de circulación...
8. Cuando salga de esto: Chicas, necesitamos una fiesta (si alguien sabe de alguna, porque la verdad es que nosotras somos medio antisociales, ahí nos avisan).
9. Voy a pedirle al anestesiólogo la receta del coctel que me aventé, porque está buenísimo!!! Wiiii!
y 10. Gracias a todos los que se aventaron este post de puritita taradez y dejan un comentario, hacen una oración o ponen la canción de Good Vibrations para que todo salga bien... gracias.

Ahora, como ya me estoy yendo pál más acá de los quintos sueños, me despido... Buenas noches... hasta que despierte de mi cirugía...
XOXO

junio 26, 2009

Temporalmente fuera de servicio...

Las agujas me dan miedo desde que tengo memoria...
Quizá por eso nunca me dejo inyectar, y prefiero tomar medicamentos por mil años, antes que dejar que me piquen mi adoradísima anatomía, pero hoy no puedo evitarlo...
Me han picado la mano para ponerme la venoclisis y estoy (casi) preparada para mañana entrar al quirófano...
Resulta que me arreglarán mis dos rodillitas y tengo que ser valiente... sólo espero que mis neuronas no se salgan por las "cuatro incisiones de un centímetro de largo cada una" que me harán...
Si salen y me quedo sin ellas, les encargo el changarro...

junio 25, 2009

Sistema de puntos

Cuando pasó (hace ya unos años atrás) y lo conté por primera vez, mis amigas pensaron que se trataba de una nueva dieta.
"A ver, a ver, cuéntame del sistema de los puntos", me decían...
Para su desgracia (y mi vergüenza), el sistema de puntos no se trataba de una dieta, sino de la forma en la que un animalito del señor calificaba a sus prospectos.
Como se imaginarán, yo fui una de las víctimas...
Cuando lo conocí, A me pareció normal, es decir: aparte de dos ojos, dos orejas, una boca, dos manos con cinco dedos en cada una, dos pies (sin revisar), una voz de lo más sexy y una trasero de concurso, tenía un tema de conversación aceptable, detalles caballerosísimo y actitud... Hasta ahí todo iba perfecto.
Platicamos un par de veces y todo era muy normal: "me encanta tu cabello", "eres inteligente y divertida", "me gustan tus manos", "creo que eres una mujer increíble", ya saben, todas las frases tipo Humprey Bogart en Casablanca que a las mujeres nos hacen pensar que igual y se hace algo...
Como a las tres semanas de compartir cafés, coca colas y sandwiches mientras platicábamos, A habló por vez primera de su sistema.
-Tú tienes características importantes para ser mi mujer (ajá, dijo 'mi mujer'), pero hay algunas cosas que te restan puntos...
En ese momento, la verdad es que no le presté a tención al hecho de que podía existir un sistema, pues me importó más el tratamiento que le dio a las cosas, en donde parecía que YO quería convencerlo a ÉL...
Días después, el sistema de los puntos volvió a salir, ahora en una conversación mientras prendía un cigarro. "Esa actitud nociva te resta como 20 puntos, si no fuera porque eres inteligente, ya habrías caído en la bancarrota", me dijo.
Esa tarde, luego de que terminara de casi ahogarme con el humo del cigarro que tan plácidamente me había arruinado, le pregunté qué era eso de perder puntos.
"Sí", me dijo, "cuando te conocí, ganaste 20 puntos por los ojos y 10 más por la sonrisa. Luego cruzamos un par de palabras y perdiste cinco, porque imaginaba que tenías la voz más ronquita y no me gustó tanto... Luego, comentamos un par de cosas y vi que podías (sí, el imbécil dijo 'podías') ser inteligente, y ganaste 50, y así.. ganas y pierdes... es una buena forma de saber si puedes ser mi mujer o no...".
Para este momento, yo ya tenía cara de quécarajostepasaimbécil, y me había dado cuenta de cóomo funcionaba el asunto, entonces, dado que él para mí había perdido toooooooodos los puntos ganados, decidí caer en bancarrota.
-¿Y si te digo que me encanta el tequila?
-Pierdes 20...
-Ahhh....
-Pero no tomas mucho, normalmente, ¿o sí?
-No, no, para nada... voy con mis amigas los viernes, nada más...
-Mmmm.... menos cinco, bebedora social....
-Ouch! O sea que si te digo que en realidad me fumo una cajetilla, igual vale....
-Sí, sí, pierdes 30 puntos...
-Mmm... y la religión, ¿cuenta?
-¡Claro que sí! (expresión acompañada de una cara de cómocarajoscreesqueno y un manoteo medio violento).
-Ahhhh... o sea que importaría mucho que no fuera religiosa...
-Sí, eso anula todos los puntos que puedas ganar por otras cosas...
-Ahhhhh... pues.... declárame en bancarrota, sin posibilidades de recuperación, ¡no soy religiosa!
Cuando terminé de decir eso, di la media vuelta y comencé a caminar. En medio de su 'conmoción', como llamó a lo que le pasó y le impidió seguirme luego-luego, A se quedó parado un par de segundos... Cuando reaccionó, me dijo "oye, pero espérate... en serio me gustas, no tiene por qué ser así".
-No, no, corazón, sí tiene que ser así... yo caí en la bancarrota... y tú empezaste en ceros el juego...!!!

Revisión...

(En el Starbucks, tomando chai latte. A mi lado, una pareja)

Ella- Ya no me quieres, seguro es eso... por eso ya no siquiera...
Él- Nada qué ver... yo, por mí, aquí y ahorita mismo...
Ella- Va...!
Él- No, princesa, no se puede...
Ella- (con cara de ¡WTFH!) Cómo que no se puede?
Él- Es que me lastimé...
Ella- Ajá, con quéeee?
Él- Con el cierre...
Ella- Ajá, cuándooooo?
Él- En la mañana?
Ella- A ver....!!!

Para qué les cuento la cara del pobre chico... Mientras se le subían y se le bajaban los colores, yo salí huyendo de ahí, para que no se diera cuenta de que me reía... de sus pantalones...

junio 22, 2009

Sombra aquí y sombra allá...

Soy de las que no salen ni a la esquina si no traen -por lo menos- las pestañas bien pintadas.
Para mí, el maquillaje es como mi propia piel, es por eso que en mi bolsa pueden encontrar, desde una crema para los hemorroides (no se burlen, es buenísima para las bolsas debajo de los ojos), hasta cinco brillos labiales (uno que te 'infla' los labios, otro que te los humecta, otro que tiene brillitos, otro que no los tiene y uno transparente), además de dos perfumes, tres cremas (para las arrugas, para humectar y para matificar), uno o dos libros, decenas de plumas de todos los colores (menos azul normal, awgh!), mi cartera, libreta de anotaciones, chicles al por mayor y otras cositas que ya para qué les cuento...
Yo, como miles de millones de mujeres en el mundo, ven al maquillaje como una herramienta necesaria para expresarse y un medio efectivísimo para ayudarle a la naturaleza que, a veces, comete 'pequeños' errores...
Pero se preguntarán: "¿A qué rayos viene el inventario del contenido de su bolsa?". Pues a lo siguiente.
Tengo un amigo que cree que las mujeres perdemos (sí, literalmente dijo "pierden") tiempo maquillándonos. ¿La razón?, que el sábado le cayó de sorpresa a su novia a las nueve de la mañana (¡a las nueve!), y cuando la niña se dio cuenta que era él, corrió a su cuarto despavorida mientras le gritaba "ya voy, cielo, ya voy, nada más deja que me ponga decente".
Resultado: media hora después, la princesa salió maquilladísima ("Eso sí", me dijo, "se veía muy natural") y peinada como protagonista de novela recién despertada, es decir, perfecta.
"Es que no hacía falta", me dijo él. "Yo lo único que quería era verla".
Y entonces empezó mi clase acerca de las mujeres y el maquillaje, que hoy traigo hasta aquí.
Yo- ¿Cuánto llevas con ella?
Él- Como dos meses...
Y- Primera, no se dice "como", se da la antigüedad exacta... Tache... Luego, ¿ya dormiste con ella?
E- Noup....
Y- ¿Ya la viste ebria?
E- No toma...
Y- Oooops... bueno... ¿Yaaaaaaaaaaa....?
E- Sí, pero se ve linda...
Y- ¿Usa el cabello suelto o recogido?
E- Suelto... ¿a qué viene tanta pregunta?
Y- Espera, es research... Si usa el cabello suelto, entonces no aplica, igual tiene muy buen pelo... ¿Se bañó contigo?
E- Noup... ¿Eso es malo?
Y- No. El punto es que aún no puedes verla sin maquillaje.
"¿Que quéeeeeeeeeee?", me gritó él, casi destrozándome el tímpano. "¿Cómo que no puedo verla sin maquillaje?, ¿acaso hay una cuota de novio que debo cumplir, antes de ver a la mujer con la que salgo tal como es?".
"Yeeeeeeeep", contesté antes de seguir para tratar de corregirle la cara de "¿WTFH?" que tenía.
El punto, como se lo expliqué a mi amigo, es que una mujer no puede darse el gusto de dejarte ver que no es perfecta, sin antes saber que "lo vales".
"Pero si yo la veo preciosa, la adoro, me encanta, creo que es bellísima", me replicó mi amigo luego de la explicación.
"Ese es El asunto", le dije. "La ves preciosa, crees que es bellísima, pero ¡sólo la has visto CON maquillaje!".
Mi amigo, obvio, no entendía lo que quería decirle, entonces, contra todas las leyes de la lógica, decidí recurrir a un ejemplo práctico.
Y- Tú me has visto con maquillaje y sin maquillaje, ¿cierto?
E- Síp...
Y- ¿Y me veo igual?
E- (risascomoparamatarlo) Nooooooo... obvio noooooooo... tienes ojeras, tus cejas son como raras, tus labios...
Luego de que casi tuve que matarlo para que dejara de recitar mis 'pequeños' defectos sin maquillaje, seguí con lo que estaba.
Resulta, queridísimos lectores masculinos, que la naturaleza no siempre es perfecta (vean a Susan Boyle, con esa vocesota y... awgh!), las mujeres, la mayoría de las veces, necesitamos maquillaje.
Sí, sí, sí, hay algunas privilegiadas por el Señor que pueden verse hermosas y radiantes sin siquiera enchinarse las pestañas, pero la mayoría de nosotras las mortales debemos usar maquillaje como una forma de evitar una conmoción mundial que podría acabar con el planeta...
Entonces, chicos del mundo, aprendan algo por favor:
El maquillaje no es una pérdida de tiempo, es un acto de amor por el mundo.
Número dos: si quieren presumirnos ante sus amigos, aguántense el tiempo de preparación (no se comerían una crane mal cocida, sólo por ganar tiempo, ¿verdad?)
Y número tres: las mujeres NO nacimos como nos ven cada vez que salimos con ustedes o como dicen las telenovelas que son las mujeres cuando se levantan. Tenemos ojeras y el cabello hecho un lío, nuestros ojos no son iguales y nuestros labios casi siempre están cuarteados de tantos besos, nuestra piel no es perfecta, su barba la arruina; nuestras manos no tienen brillo, la depilación no es eterna, se nos parten las uñas de tanto estar a dieta, tenemos las pestañas caídas, muy chiquits, muy grandes, muy rizadas, como aguacero... NO somos perfectas, entonces... compréndannos, el maquillaje es una prueba grande-grande de nuestro amor...

Para ti...

Me dueles, es todo...
Mucho y por muchas razones.. en primera, porque de todos los hombres con los que me he relacionado, eras el único por el que podía meter las manos al fuego, al único al que, incluso en la ausencia y el desamor, podía decir que conocía.
Cuando descubrí lo que imaginé semanas atrás y tú negaste, se me cayó el mundo... Tú, que siempre me habías dicho las cosas 'derechas', que siempre habías encontrado la forma de hablar conmigo, que habías sido mi amigo, mi cómplice, mi espejo, mi ilusión... Tú, tú, tú... no fuiste capaz de decirme que alguien más te llenaba el corazón...
Esa noche que la curiosidad me mató, yo buscaba un motivo para llamarte, para recuperar el tiempo... no lo encontré... encontré, en cambio, un montón de líneas ardientes que me arrancaron la piel...
Seguí leyendo, esperanzada en encontrar un punto de quiebre entre la última vez que hablamos y ahora, donde pudiera encajar tu nueva vida, tu nuevo amor, y que me permitiera quedarme en paz, pensando que había sucedido de repente...
Una vez más, no lo hallé... En cambio, encontré líneas como dagas, líneas que mataban, que me hacían perder cada segundo un poco de lo que tú trajiste a mi vida, y que solía guardar en un bote que alguna vez te gustó...
Esa noche lloré, lloré mucho, muchísimo y contra mi voluntad... pues además de habérseme muerto en las manos la poca ilusión que tenía, perdí la confianza en alguien que siempre me la mereció entera... Lloré porque esa noche perdí a mi amigo, perdí mi ilusión y me perdí un poco a mí misma con tu ausencia irreparable.
Tu sorpresiva aparición de esta tarde me regresó la lluvia, la certeza de que ya no te conozco, de que quizá nunca lo hice...
¿Qué puede importarte que me haya enamorado de ti?, ¿qué diferencia hay entre el ayer y el hoy, cuando sabes que me dueles, que te extraño, que me heriste? Quizá eso, la certeza de que ganasate, por encima de muchos...
Me escribiste que sentías, que mis notas arqueológicas te habían tocado... Y por un momento lo lamenté, lamenté haber escrito de ti en ese tono, lamenté haber roto lo único que hubo de real entre nosotros: la amistad...
Y te llamé, traté de decirte que no importa, que está bien, que estaré bien... Marqué tu número para decirte que lo comprendo, que no te alcancé, pero que, pase lo que pase, aquí estoy para ti... Sonó el teléfono, sonó, sonó... y el silencio...
Me encontré con lo único contra lo que no puedo luchar y que tú sabes usar tan bien, lo único que me desarma... Por eso decidí escribirte una carta abierta, para decirte lo que no me dejas, para que sepas que una vez me regresaste la ilusión y las sonrisas, que deseé estar a tu nivel, que quise que me quisieras, que te quise más de lo que debí... y que aquí estaré, siempre.
Te quiero...

junio 21, 2009

Me choca la gente feliz

Suena amargadísimo que lo diga, pero es cierto: Me choca la gente feliz.
No me refiero a los que son felices normales, sino a los que no pueden dejar de pregonar a los cuatro vientos que tienen la vida perfecta, el novio perfecto, la familia perfecta, la casa perfecta, el futuro perfecto y el metabolismo perfecto (sí, me chocan las flacas que se la pasan restregándote en la cara que comen lo que quieren y no suben de peso, mientras se atascan una súper hamburguesa y tú comes lechuguita).
No es envidia (porque creo profundamente que en realidad no son tanto), ni amargura, ni nada por el estilo, es simplemente que me ponen de malas.
Resulta que esta gentecita feliz es esa raza sub-humana que habla en diminutivos todo el tiempo, se revisa las uñas cada tres segundos y se la pasa toooooooooodo el tiempo platicando sus experiencias, que bien pueden clasificarse en tres o cuatro categorías:
  1. Acontecimientos: Generalmente son cosas como "mi mami hizo un spagetti de-li-cio-so", "me compré un nuevo perrito" o "mi novio me regaló un celular padrísimo, antes de decirme que nos vamos de vacaciones juntos".
  2. Jubileos: Que tienen lugar cada vez que cumplen una semana de novios, cumpleaños, aniversarios de cuando se conocieron unavezenunsueño, o cualquier otra cosa insulsa, y que duran entre tres días de cenas y serenatas, hasta dos semanas de lo anterior+mensajitos cursis+letreros en las avenidas (awgh!).
  3. Osooooos: La verdad es que esta parte sí es divertida, pero insoportable de cualquier manera... Suceden cuando a la reina se le rompe una uña en plena cena, cuando se les traba la lengua enfrente de los suegris o cuando enfrente de su noviecito adorado, a la mamá se le ocurre decirle "girgimillo amarillo".
  4. Tragedias griegas: Estas son las peores y más insoportables cosas para escuchar, pues se trata de cositas que hacen COSOTAS, y que pueden ir desde el "cuando -sniff- me llamó -sniff-, no me dijo -sniff-, no me dijo -sniff- que me amabuaaaaaaaaaaaaaaaa!", hasta el "entonces me dijo 'espérate tantito, voy manejando'... ¿puedes creerlo?".
Esta clase de gente también suele arruinar las conversaciones interesantes entre mujeres, con frases como "Ay, qué horror, yo nunca haría eso, qué ascoooooo" o "Ay, neeeena, no me preguntes, yo no sé de esas cosas". Y, además, tienen la mala maña de voltear a ver a todo el mundo como si no mereciera vivir en el mismo planeta que ellas.
Tota, en resumen: ME CHO-CAN...
Sobra decir que alguna vez he tenido por amiguis a personitas felices, pero como se imaginarán, esos periodos de ceguera se han acabado.
Resulta que yo soy oscura y retorcida, una hija legítima de la amargosidad y los limones reales, ciudadana distinguida de Grinchoslovaquia, amiga íntima de gente como mi sis, M, I, Carrie Bradshaw, Meredith Grey, Cristina Yang, Miranda Hobbes, Lynette Scavo y Bree Hodges (yo les avisé que veía series gringas como si de eso viviera... no se burlen), y cliente frecuente de Victoria Secrets... tons, la gentecita feliz nomás no se me da...
Lo anterior viene a cuento porque tengo una conocida que hoy me envió un mensajeprovocaarcadas que decía algo así como "Amiguiiiiiii (WTFH!), conocí a un chico increíble el viernes en un bar (al que no quise ir) y me llamó hoy para invitarme a salir mañana... No es fabuloso?".
Para qué les cuento la cara que hice cuando lo leí... en primera, no soy su amigui; en segunda, no me interesa con quién salga, y en tercera... mi viudez me impide alegrarme por las citas de alguien más...
Obvio, lo mejor que pude hacer fue contestar con un "Síiiiiiiii, genial", que apenas alcancé a poner mientras me moría de la risa, pero esa experiencia arcadosa de hoy me hizo venir para acá sólo para decirles...
Por favor... no me digan que alguno de ustedes es así... en serio me caen bien...

Back to basic

Dice mi psico, y creo que tiene razón, que mi principal problema con el género masculino empezó en el mismo instante en que le vi la cara a mi padre (no, no sean malpensados, me refiero a la primera vez que lo tuve frente a frente)...
Resulta que, según mi psico, la forma en la que me relaciono con los hombres es un resultado de mi primera experiencia, la cual -es por demás decir- es un caos.
"¿Y no tengo remedio?", le pregunté.
"Claro que tienes, sólo debes enfrentarte al hecho de tener una relación blablabla, que te ha llevado a ser blablabla y a que blablabla tus relaciones, y querer cambiarla", me dijo muy tranquilo (el blablaba es porque a veces dice cosas que mi cerebrito aún no quiere registrar, y que incluye términos como 'psicótica', 'castradora' y 'boicotear').
Desde el día que me dijo eso, mi cabecita de ratón asalmonado ha trabajado a marchas forzadas para tratar de saber si sus conclusiones son remotamente cercanas (ja).
La búsqueda continuó hasta hoy, cuando me di cuenta de que mi psico tiene la boca atascada de razón, y que mi principal problema con los hombres empezó cuando conocí a mi papá.
Resulta que mi adorado progenitor es un hombre curiosísimo, de los que se la pasan diciendo cosas de uno, pero cuando uno revira la crítica, se enoja y hace berrinche...
Así sucedió hoy, cuando fuimos a desayunar por el famosísimo Daddy's day. Durante una hora me aguanté el chorísimo de estásgordamargadayeresegoísta que tanto me jode, pero luego, osé hacer un comentario, seguido por uno de mi bro y uno de su esposita, que hizo que se molestara.
Yo, que para cuando terminó el speech ya tenía ganas de llorar y estaba a punto de tomarme mi pastillita dele stado zen, decidí que mejor iba por cigarros y lo dejaba en su desmadre...
Pero bueno, el punto no es contarles el chisme de mi papá, sino el de cómo fue que me di cuenta que mi psico es el hombre más observador que conozco. So, cuando nos levantamos de la mesa, moría por decirle: "mira, ¿sabes qué?, mejor me voy a mi casa, la verdad no tengo ganas de verte"... pero el hecho de que es Daddy's day y de que casi nunca lo veo, me hicieron quedarme calladita...
("Culpa, culpa...", me dice la masoquista pequeñita que vive en mi cabeza. "¿Pero culpa de qué?, si no se ven es porque siempre es lo mismo", continúa y yo trato de ignorarla hasta que le lanzo un fuerte ¡SHHHHHT!)
Resultado, estoy sentada en la sala de su casa, viendo una peli de 1973 que habla sobre el fin del mundo, mientras me siento la mujer más cobarde del mundo por no decirle nada y quedarme sintiendo esta frustración horrenda de cada vez que lo veo.
"Es que lo odio y lo amo", le dije una vez a mi psico, hablando de él.
"Ese es el punto", me dijo, "tienes una relación psicótica, y si no lo solucionas, siempre (SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, sonaba el eco en mi cabeza) será así con todos"...
Carajo... ahora sé que debí haberme parado a media carretera, y decirle "Adorado progenitor, me chocas, no voy contigo", aunque eso quisiera decir que me hubiera dejado de hablar y me hubiera dicho que no lo quiero y no lo valoro y un día me acordaré y.. y... y...
¡Ay, mi psico tiene razón! Siempre hago lo mismo...

junio 19, 2009

Notas arqueológicas

Alguna vez en la vida quise ser arqueóloga y descubrir los secretos del pasado...
Luego, crecí y me volví lo que soy, y empecé a escribir, y encontré la escuela de periodismo, y un montón de "ys" que la verdad no valen la pena...
El chiste es que anoche, mi espíritu arqueoligista me llevó a buscar UNA referencia a mi adorada personita y su intento por encontrarle cinco pies a un gato que terminó en... mi más reciente heartbreak...
Como imaginarán, pasé un par de horas leyendo puras cosas que no quería encontrarme y no encontré nada que me hiciera pensar que no es un pendejo y lo odio...
Estando en las profundidades de un perfil, encontré la razón de la petición más extraña que me hayan hecho y un montón de palabras que incluyen ('mi novia', 'te amo', me enamoré' y cosas así por el estilo, en fechas nada convenientes, que coinciden con el tiempo de cuando salía con él)...
Mi primera impresión, luego de mis descubrimientos arqueológicos, fue bloquearlo de mi vida (como él hizo con su Twitter, donde ahora ya me sigue... ja), pero luego pensé que necesito una mejor idea para evitar andar de chismosa y que me deje de doler tanto que el pendejo-que-se-decía-mi-amigo-y-que-dijo-estar-muy-ilusionado-conmigo me haya utilizado de la manera que lo hizo...
So, he decidido hacer un llamado a la comunidad internacional (osease ustedes), para que me ayuden a pensar la mejor forma de sacarlo para siempre de mi estúpido sistema...
Espero comments...



PS. Si por alguna razón llegaste aquí... felicidades, que te aproveche.

junio 17, 2009

(Extra)Ordinarieces

Bajaba las escaleras de la Uni, cuando mis ojos se cruzaron con los de un moreno muy atractivo que enseguida me extendió los brazos.
No, no se trata de un sueño, ni de una historia salida de mi mente; de verdad sucedió.
El susodicho fue mi compañero (compañero también de la calamidad ex-presente) en la universidad. Él era una de las personas con quienes mejor me llevaba, y el único en la escuela que sabía el secreto detrás de mi escote (no, no me lo relleno).
J, como le llamaremos, se desapareció de la faz de la Tierra hasta hace más o menos un año, cuando nos reencontramos en no-sé-cuál de las mil ochocientas redes sociales que alguna vez he abierto (y de las que sólo quedan vivas FB y Twitter). Aun así, sabiendo que seguía vivo, no había vuelto a verlo hasta hoy.
"Te ves muy bien", me dijo con la misma increíble voz que recordaba y que más de una vez me había provocado escalofríos en los talones...
"Tú también", respondí inmediatamente, mientras disfrutaba el olor de su cuello y sentía el inicio de su barba contra mi piel...
Luego de comentar algunos detalles de estos años que nos habíamos mantenido sin contacto, J pidió mi número telefónico. "Te mando un mensaje, te llamo, y nos vemos para echarnos un café, ¿no?"
"Ajá", fue lo único que le pude contestar, porque la calamidad innombrable ya me veía desde lejos. "Me llamas y nos vemos".
Una hora más tarde salí de la Uni y, para mi sorpresa, lo encontré ahí, haciendo lo que llegó a hacer un rato atrás.
"Mira qué suerte tengo, me encuentro con una mujer hermosa dos veces en el día", dijo en voz alta, haciendo que me sonrojara.
Platicamos un rato más, justo lo que el cigarro que torpemente encendí nos permitió. Ahí, hablamos de borracheras, de periodismo, de libros y... de parejas.
"Ustedes los hombres son curiosos", le dije, "andan buscando mujeres excepcionales, y cuando las encuentran, las dejan por unas de lo más ordinarias".
"¿A qué hombres te refieres?", me preguntó quitando el cigarro de mi boca.
"A los extraordinarios", le contesté rápido, "son personajes curiosos".
-Se van con las mujeres ordinarias, dices.
-Sí, con las más ordinarias, las que tienen apenas tres neuronas (la que les hace escoger la ropa, la que les ayuda a pintarse las pestañas y la que les hace decir 'sí, mi amor').
-Pues entonces quizá no son tan extraordinarios, donde no se quedan con el premio mayor...
Para este momento, mi cigarro casi estaba por terminarse y mi vista estaba puesta en el camión estacionado a media calle, pero su aseveración: "quizá no son tan extraordinarios", me hizo voltear a verle directo al par de vórtices profundos que tiene por ojos.
-¿Qué?
-Sí, quizá no son tan extraordinarios... por eso buscan a las mujeres ordinarias...
El silencio nos llenó un minuto y, cuando iba a abrir la boca para decir algo, él se adelantó.
-Yo por eso no soy extraordinario, para poder quedarme con la que sí lo es...
Una vez más, el ambiente se llenó se silencio (en mi cabeza, claro, había todo un circo, pero fuera... nada). J y yo nos despedimos con abrazos, besos y la promesa de tomarnos ese café...

junio 15, 2009

Especies en peligro de extinción?

En la vida, hay calamidades imposibles de olvidar. Están las que son como la Lucía de Serrat ("no hay nada más bello, que lo que nunca he tenido; nada más amado, que lo que perdí..."), las que uno quisiera nunca haber amado y las que, a pesar de todo, le aman a uno...
En mi vida hay algunas (muchas) de las primeras, muchísimas más de las segundas y un par de las terceras.
De las primeras, creo que no hay mucho qué decir... se fueron o no las tuve (aunque en mi cabeza y mi corazón, vivieran), mientras yo más les amaba.
De las segundas ya hablaré en otro post, porque la verdad es que son casos como para Ripley.
Y de las terceras... ay, las terceras... son esos animalitos del Señor que se empeñan en quererme aunque yo cada vez que los vea, les dé un par de cachetadas psicológicas...
Estas especies en peligro de extinción son la cosa más tierna (y más aburrida) que se ha cruzado por mi adoradísima existencia, mientras yo he andado lagrimeando por una de las primeras. A su lado he tenido lo que uno llama una buena amistad, es decir: he llorado, he reído y me he lamentado por ser esta clase de mujer no ordinaria de la que no se enamoran los hombres extraordinarios...
Ellos, como buenas calamidades masoquistas, se han quedado a ver cómo moqueo por otro, mientras suspiran de amor por mí.
Las calamidades que aman a las mujeres como yo suelen ser una mezcla extraña que los hace ver -ante mis ojos- como una masa amorfa del género masculino con la que nunca, nunca, nunca, podría tener un romance. Suelen mandar mensajitos melosos en los que le desean a una que se recupere de su más reciente heartbreak, que recuerde que es la mujer-más-hermosa-que-pisó-la-Tierra y que hay muchos hombres (dícese él) que darían su reino entero por poder amar a alguien como uno.
(Ay, pero ya estoy sonando como si tuviera mil... qué horror!!!)
En mi cortísima, pero sustanciosa experiencia con esta especie -y mi amplísima experiencia con los de la primera categoría (o sea, los que me ven como una masa amorfa del género femenino con la que nunca, nunca, nunca, tendrían un romance)-, me ha hecho saber que el asunto por el que ellos me siguen amando a pesar de cualquier (sí, cualquier!!) cosa, es porque les dejo ver la partecita de mi corazón que a los otros no, es decir: ¡me ven frágil!
Ellos son testigos de los millones de veces que corrijo un mensaje hasta poderle decir "ok, como quieras", están a mi lado cuando lloro porque no me llaman o dejo estático el teléfono frente a mí, para ver si es que me contestan el mensaje; son ellos los que se aguantan el choro tremendo de "qué-tiene-ella-que-no-tenga-yo???", y me acarician el cabello sin que yo los mande a Chingatitlán de las fresas y les diga que son unos cursis... En resumen: ellos son los que me ven como NUNCA me ven los hombres que me traen arrastrando la cobija.
Esta conclusión me ha hecho descubrir, con horror, que TODOS los hombres son iguales, es decir: siempre quieren que uno sea frágil.
¿Que por qué lo digo?
Pues porque esos animalitos del señor son unos cabroncitos cuando alguien los quiere como ellos me quieren a mí... Ellos, igual que yo, tienen a sus amigas-amorfas-del-género-femenino a las que les cuentan lo que yo -inconscientemente- les hago...
Esto es, entonces, horroroso! No sólo porque los baja de mi pedestal mágico en el que no eran como los demás, sino porque me doy cuenta que tanto trato con niños me ha hecho...
...¡volverme como ellos!...
Ay, Dios... ya... ya... este post está siendo muy revelador y muy, muy, muy desagradable, porque, además, yo, que siempre los critico por portarse feítos con las chicas bla-bla-blá, hago lo mismo y me aferro a lo que nunca, nunca, nunca, va a ser...
Auuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhh! Ay, ya me voy, porque ahora sí, como dice mi abuelita, esta cosa me ha dejado aullándole a la Luna...

PS. Perdón, animalitos del señor... Quisiera decirles que un día les haré caso (pues eso significaría que mi karma se revertiría y podría aspirar a que los hombres extraordinarios se fijaran en mí, y no en una pinche-vieja-ordinaria), pero la verdad es que mentir es pecado... Y prefiero ahorrar para comprarme mis 30 gatitos y la escalera con rueditas de mi biblioteca, que condenarme eternamente a vivir con uno de ustedes... Ouch!!!

Yo soy Bellota!

Sí, tengo superpoderes y todos ustedes se mueren de envidia...
Juar, juar, juar... es cierto, cuando uno piensa mucho en lo que no debe, termina haciéndose realidad... es como decir tres veces Beattlejuice o cantar la cancioncita macabra de no-sé-cuál-película que cuando era niña me hacía temblar de miedo, pero en padrísimo...
Tengo superpoderes, gente.... Muéranse de envidia!

junio 13, 2009

Mmm...

Debería hacer otra cosa, pero (vergonzosamente) estoy pensando en la calamidad ex-presente...
No les digo...

junio 12, 2009

La última y nos vamos...

La mayoría de las veces, cuando uno dice esas palabritas mágicas, el asunto consiste en quedarse mil horas más ahí clavado, pero -aunque usted no lo crea- de vez en cuando "la última" sí va seguidita de un "...y nos vamos".
Lo anterior viene a colación de un blog buenísimo que me hizo recordar una de las mejores anécdotas con una calamidad pasada.
El fulanito en cuestión y yo estuvimos juntos cerca de cuatro años (lo que, cuando uno tiene 20, es la vida entera). Él fue mi tú-vas-a-ser-el-único-en-mi-vida que todas nos imaginamos por ahí de los 16, y una de esas personas que son como una hepatitis (una vez que la tienes, te deja marcada por siempre).
Cuando la calamidad en cuestión y yo pasamos la etapa de you're-all-that-I-want, obvio, comenzamos a tener mil broncas, mismas que, obvio, intentábamos soluconar de la única manera que se te ocurre cuando tienes esa edad y has visto muchas series gringas, es decir: con sexo.
El asunto, sobra decir que era súper divertido, pero también sumamente tarado, pues, obvio,no solucionábamos absolutamente nada.
La calamidad y yo nos la pasamos "arreglando" nuestras diferencias por un largo, largo tiempo, hasta que nos dejamos (porque obvio jamás habíamos solucionado ni maiz...).
El chiste es que un par de años después de que la relación fracasó, me volvió a buscar para, ahora sí, arreglar las cosas entre nosotros.
Yo, que sigo viendo series gringas como si de eso viviera, me agarré una frase de Grey's Anatomy como estandarte, para dejarle en claro que eso de jugar al boomerang nomás no funciona, y que no podía andar yendo y viniendo de mi vida como si tuviera las llaves de mi casa (aunque se las había quedado).
Como era de esperarse, él no era Meredith Grey y no terminó yéndose, por lo que, luego de una larga-larga sesión de confesiones moquientas, decidimos que lo intentaríamos de nuevo.
Salimos unas no-sé-cuántas-pero-un-chingo de veces, hasta que otra vez empezamos a tener nuestras "diferencias".
Al principio, los dos intentamos no tocarnos mientras discutíamos, decirnos todo lo que pensábamos y llegar a un acuerdo.
-Es que no podemos andar por la vida tratando de solucionar nuestras diferencias en la cama, le dije yo muy seria.
-Tienes razón, debemos encontrar otra forma de solucionar nuestros asuntos...
El plan, obvio, no funcionó.
Un día, hartos de no arreglar ni madres, decidimos regresar a los orígenes y "resolver" nuestros problemas de la única manera que nos quedaba: yéndonos a la cama más cercana.
El asunto aquel fue memorable, de esos que se te quedan guardados en la piel por mucho rato y que te hacen seguir viendo estrellitas tres horas después de haber regresado de donde te dejó llegar.
Él, como todo buen caballero que quiere darle gusto a la niña que dejó años atrás, buscó el momento y la posición precisas para acurrucárseme y acariciarme tras la batalla.
"Fue tan lindo, eres tan hermosa, me sentí tan bien", repetía una y otra y otra vez mientras me acariciaba el cabello y me daba besitos en el hombro.
Yo, que para entonces era la mitad de lo práctica que soy ahora, intentaba concentrarme para seguir disfrutando esa calma maravillosa del después-de...
Peeeero... (sí, siempre hay un pero) ... sus palabras y besitos me sacaban de concentración, por lo que no tuve más opción que salir un minutito de mi meditación trascendental para voltearme (nada sexy, por cierto) y lanzarle un rotundo:
-¿Me das un momento?, estoy en estado zen, ahoritita platicamos.
Sobra decir que la calamidad en cuestión y yo no volvimos a salir, pues después de que no pude regresar a mi estado zen y quise más, decidimos que simplemente no estamos hechos el uno para el otro y, por más que nos esforzáramos, lo más que íbamos a lograr era tener encuentros así de vez en cuando.
Así, nuestra "última" sí tuvo un "...y nos vamos", y se convirtió en la mejor de las formas de resolverlo todo...
Desde entonces, la calamidad y yo nos hablamos para los cumpleaños, las navidades y los años nuevos, y nos deseamos todos los problemas del mundo para ver si con otra persona, el back to basic funciona igual, pero sin "... y nos vamos"...

Subconsciente traicionero...

No, no se trata de un remake de la canción de Maná, ni nada por el estilo... Se trata de la frase subconscientosa que me devolvió la risa sencilla la madrugada de hoy.
Resulta que estaba hablando por teléfono con mi Sis, que anda lejos, célibe y sufriendo los calores (del clima, no sean mal pensados).
-Ptsss... me lleva, estas pinches sábanas no se secaron, y ni modo que me duerma sobre el colchón...
-¿Pues qué hiciste, qué no las tendiste?
-¿En mi cuarto?
-Ah, que wey...
-Pus ingue-su, total...
-Te van a salir hongos... deberías dormir sobre el colchón.
-Cállate, cállate, no me eches la sal.
Como es de suponer, nosotras, que somos todo, menos unas expertas amas de casa, dejamos atrás el tema y seguimos chismorroneando mientras ella se metía en sus sábanas-no-secas.
Unos minutos más tarde, luego de habernos quejado del celibato, de las calamidades, de los esqueletos, y mientras le contaba de las conclusiones de mi psico acerca de la mitad de la Lista de Schindler, me dice con su dulcísima voz:
-No manches, estoy súper húmeda.
Yo, que para nada soy malpensada, sólo atiné a soltar un "salud", antes de soltarme a reir como hacía mucho no hacía, y compadecerla porque esa condición y la soledad no son buenas amigas...
Como era de esperarse, ella se unió a mi carcajada... eso sí, mientras trataba de explicarme que lo de la humedad era por las sábanas, que no terminaron jamás de secarse...
Desde luego, le prometí que escribiría un post al respecto, y aunque ella me prometió que no me lo perdonaría jamás, tengo la esperanza de que, estando tan lejos, sólo se acuerde de la risa...

PS. Thks, sis! I <3>

junio 04, 2009

A terapia...

"Inconscientemente eliges hombres con los que no vas a permanecer", me dijo hoy mi psico después de que le contara el lío que ha sido mi vida emocional la última semana.
Y sí... A lo largo de mi adoradísima existencia me he relacionado con hombres que me satisfacen física o intelectualmente, una de las dos... Y aunque siempre me he interesado más por la parte del mobiliario Chippendale, ha habido un par de veces que la carnita me ha ganado.
Rsulta que, derivado de esto, nunca he podido tener una relación equilibrada, y las veces que he estado más cercana de tenerla, la he boicoteado.
Además, mi psico me dijo que hay una parte de mí que se niega a reconocer que quiere una pareja, que necesita sentirse querida, valorada, deseada...
So, siempre estoy partida en dos mitades irreconciliables que se empeñan por vivir juntas en el mismo cuerpo... es como si trajera dos chips instalados, y los dos soy yo misma, pero ellos no se llevan bien.
"El complejo de la Amazona", prosiguió muy serio mientras yo ponía cara de O_o... "Niegas tu feminidad por considerarla sinónimo de 'debilidad'; además, estás convencida de que no necesitas a los hombres, que puedes prescindir de ellos y estar completa".
El principal problema de las amazonas, como el de las hembras alfa, no es con otras hembras, sino con la contraparte... So, mi principal problema (menudo descubrimiento), es con los hombres...
Dice mi psico que el asunto es que establezco relaciones de poder basadas en la comunicación psicótica, que consiste en enviar mensajes distintos, encontrados, como "te necesito, pero vete" o "no te necesito, pero quédate".
Como imaginarán, mi primera impresión al salir del consultorio, y aún ahora, es de que estoy muy, muy, muy jodida... pues he buscado a la media toronja sin poder localizarla, porque le digo que venga y luego le pego... ¡¿Creen eso?!
So, de hoy en adelante llevaré mis calamidades esqueléticas a terapia, para que, de una a una, me ayuden a analizarlas y cerrar los ciclos.

PS. Y para los que se preguntan qué pasó con la calamidad presente, pregúntenle a Twitter, quizá él pueda darles la respuesta, porque yo... yo una vez más estoy en el silencio... Sólo puedo decirles que se suicidó y estamos en las exequias....

junio 03, 2009

De luto...

Trato de escribir este post, y no puedo... Por más que busco las palabras, por más que lo acomodo, no hallo cuál es la forma correcta de decir que se acabó.
Ahora sólo tengo que recordarme que debo respirar profundo y seguir adelante.
Sí, creo que no hay más palabras: se acabó, la calamidad ha muerto. De hoy en más, pertenece, como otros, al archivo muerto de un corazón que se va secando con cada nombre y cada beso.
Lástima... le quise tanto...

junio 02, 2009

Sin metrónomo...

A veces uno anda a destiempo...
A destiempo con la historia, a destiempo con la gente, a destiempo consigo mismo...
Así, a destiempo, he andado con la mitad de los hombres de mi vida.
Cuando quiero, ellos no; cuando quieren, yo menos; cuando queremos, el tiempo no quiere...
Solos o acompañados, siempre ha sido lo mismo...
Hubo una calamidad con la que nunca hubo sintonía. Empezamos a salir para matar el tiempo, y luego fue el mismo tiempo el que nos jugó chueco...
Ojalá hubiéramos sabido en algún momento, que tres años después nos besaríamos sinceramente por primera vez...
"Pero qué jodido", de dijo un amigo cuando le conté la situación, "estar yendo y viniendo tres años, y besarse con toda el alma cuando ya no hay nada qué hacer".
Sí, que jodido... le dije con la mirada llena de nostalgia...
La calamidad en cuestión y yo nos conocimos casi por casualidad la tarde en que la calamidad innombrable apareció en mis sueños para que me diera cuenta que en verdad lo amaba. Mis amigas, sin saber ya que hacer con mi llanto, me llevaron a escuchar tocar a un grupo y ahí fue el flechazo.
Fuimos y venimos por meses , complicando y descomplicando la situación, hasta que yo me conseguí un novio que me ofrecía lo que él no.
"Yo quería estar contigo entonces", me dijo meses más tarde, cuando estaba a punto de ser soltera de nuevo y cambiaba el desamor por sus labios.
"Es que no me dijiste nada", le contesté enredada a él.
"Es que no me diste tiempo", susurró aquel...
Esa noche volvimos a jugar a ser la despareja, y así estuvimos un tiempo más.
"¿Sabes?", le dije una noche recostada en su pecho, "lo único que hubiera querido entonces, era sentir que tu corazón latía distinto cuando estabas conmigo".
"Siempre lo ha hecho", me contestó, "cuando estoy contigo, late, porque está vivo"...
La calamidad y yo estuvimos juntos hasta que la presencia del otro se nos convirtió en necesidad y el destiempo nos volvió a alcanzar...
El viernes pasado salimos en grupo: la calamidad con otra; yo, conmigo...
Creo que nunca había sentido tanto desprecio por alguien, como lo sentí por la pobre chica que se le abalanzaba a los brazos al menor descuido. Él, que había salido corriendo detrás de mí cuando el coraje se me atravesó en ele pecho y deseé un cigarrillo, no perdió detalle de mis ojos cuando recibía una caricia rubia.
"Qué jodido", dijo mi amigo, "cuando todo parece estar en su sitio, es cuando más se les alborotó la vida... ¡Qué jodido!".
Esa noche salimos del bar y llevamos a su nueva yo a casa. La chiquilla, que no hace más que quererlo, se lo comió a besos todo el camino, quizá porque pensó que así él la llevaría viva el resto del camino...
En cuanto subió al coche, la calamidad en cuestión se puso a darme explicaciones y a preguntarme si estaba molesta. "Es lo mismo que cuando trajiste a tu novio", me dijo mientras me acariciaba los cabellos...
"Entonces es por desquite", le respondí haciéndome a un lado.
"No", me dijo antes de besar mi frente y continuar hacia mis labios. "No", volvió a musitar ya estacionado en mi boca, "no es desquite, sé que se siente feo, es todo...".
"Te he extrañado mucho", acoté entonces sin esperar respuesta ni dejar de besarlo.
"Yo también, mucho", dijo entre besos del alma que siempre quise recibir de su boca.
"No quiero quedarme a ver", le dije de su nueva relación...
Y siguió besando mi rostro, de la frente a la barbilla, de la boca a los ojos... Nunca me había besado con toda el alma hasta esa noche... nunca hasta entonces había sentido su corazón, latir rápido a mi lado...
Hay veces que uno anda a destiempo... Veces que, cuando por fin se encuentran en el mismo sitio y el mismo momento, ya es tarde para cualquier encuentro...