agosto 28, 2016

Parar

Es tiempo de parar.
Ya.
Tiempo de bajar la velocidad de golpe y no extrañar el hormigueo. 
Tiempo de dejar de escucharte cada vez que las cosas fallan.
Tiempo de soltarlo todo y empezar a caminar sin ti.
Tiempo de tirarlo todo y no volver a verte más. 
Es tiempo de parar.
Tiempo de dejarte ir.
Tiempo para mí. 

agosto 22, 2016

Buena suerte

Llevaban toda la vida viéndose, encontrándose en cumpleaños y reuniones familiares, y sin embargo fue hasta un verano de hace 17 años, que C recuerda haberse fijado en él. 
En aquel momento, la idea le pareció absurda. 
"Era algo como un primo y en realidad creo que nunca había puesto atención", me dijo antes de contarme cada detalle, de la camisa azul y la vid que colgaba del extremo del jardín,  de las risas y la música,  de la forma de sonrojarse, de la piel suave de su mano.
Lo recordaba todo.
"Era, quizá,  una señal", le dije.
Quizá. 
Por entonces, él no había reparado en ella. Nunca la había visto, siempre había pasado de largo la mirada, sabiendo que por entonces era una niña más en medio de una reunión obligada.
C no sabe cuánto tiempo pasó ni cómo fue que él la vio, pero para ella todo se volvió claro una noche de enero.
Él dejó de serle indiferente. Comenzó a buscarlo en las reuniones, a verlo al otro lado de la mesa, a buscar un pretexto para coincidir en el jardín... y así,  un pasito a la vez, fue haciéndose presente para alguien que había estado en su vida siempre.
Primero fue una conversación entre varios, luego un cigarro en el patio, un roce de manos en el cuarto de herramientas. Luego, un juego de estrategia para escaparse por un rato, por ganar un trocito de intimidad en medio de tantos ojos...
"No sabes la emoción con la que esperaba cada reunión", me dijo sonriendo, como si pudiera tener de nuevo ese tiempo en las manos. 
Como es normal, el romance fue intenso, pero breve. Lleno de miedos y silencios, de pudor, de estupidez...
"La verdad es que nunca dejé de pensar en él", me cuenta. "Fantaseaba con lo que hubiera sido si nos hubiéramos atrevido, si no hubiéramos dejado llevar".
-¿Y por qué no lo hicieron?, le pregunté. 
-Por estúpidos, me dijo tajante.
Hoy me cuenta todo esto porque lo ha visto y ha vuelto a sentirse esa chica.
Me lo cuenta porque hoy, 12 años después de la última vez que estuvieron juntos, por fin decidieron lanzarse al vacío con las luces de la ciudad como testigo.

agosto 14, 2016

Quedarse con lo bueno

Debo empacarlo todo.
Ponerle plástico a los sueños.
Meter las luces en un frasco.
Guardar tu olor por mañana.
Doblar las ganas y los roces.
Cerrar los ojos. 
Guardarlo todo.
Guardarlo donde no lo vea.
Donde no lo quiera.
Guardarlo ahí, con las cosas más lindas.
Y no desear más. 
No quererte siempre. 
No quererte.