mayo 20, 2009

Veni, vidi, vici

"Compré Historias de Cronopios y de Famas sólo porque me acordé de ti... Te quiero, besos", fue el mensaje con el que la calamidad presente hizo su aparición triunfal, tras varias semanas de ausencia.
Yo, que acababa de pasar una crisis de ansiedad que me tuvo llorando más de hora y media y es la causante de que ahora ande más bruta que de costumbre por las pastillitas milagrosas que me tengo que tomar para alcanzar el estado zen, me levanté del sillón más por disciplina que por gusto para tomar mi adorado celular.
"LB", decía un recuadrito tintineante que anunciaba la aparición (en otros momentos quizá hubiera hecho un comentario de limón real, pero mi ánimo no estaba para andar jugando con apariciones).
Luego de luchar unos segunditos con mis dedos, que aún no dejan de temblar, pude por fin ver el mensaje...
"Compré Historias de Cronopios y de Famas sólo porque me acordé de ti... Te quiero, besos"
Así, sin más...
En un principio, mis dedos torpes empezaron a redactar la respuesta: "Sé que lo disfrutarás, te quiero...", pero entonces, algo pasó en mi mente, aún trastocada, y decidí que no le respondería, que si él puede ausentarse así por semanas, yo puedo, fácilmente, no contestarle un mensaje.
Como es de imaginar, la aparición fue como la del cometa Halley... vino, lo vi y se fue, porque desde entonces, nada...
So, si un día muero, dejaré en mi testamento que alguien conteste ese mensaje con un: "Bien, ojalá le hubieras llamado para contarle... la hubieras escuchado".

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...