mayo 27, 2009

Bien-intencionada

La calamidad innombrable anduvo de fiesta. Resulta que ayer, el fulanito cumplió años y yo, como buena amiga, organicé a las mías para que le compráramos el libro que llevaba meses anhelando...
Ya sé, ya sé, que voy a tener que descartar la meditación trascendental de Mafalda, pero qué hacer.
Cuando uno vivió tantas y tantas cosas con una calamidad, cuando guardó por años la esperanza de -por lo menos- volver a ser amigos, cuando imaginó alguna vez toda la vida a su lado, y las imágenes de la película que uno trae en la cabeza tenían su cara, lo menos que puede hacer uno es portarse como gente civilizada, aconchabarse a las amigas y echarle la culpa a los nervios cuando uno empiece a llorar de nostalgia...

1 comentario:

  1. ninfomana mental hablando d calamidades.. yo escribi d una q otra idea d futuras calamidades de las cuales quisiera luego hablar con usted... ojala se dé una vuelta por mi blog

    ResponderEliminar

Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...