mayo 28, 2009

Buenos pensamientos...

Para mis amigas y yo, el mejor lugar para hablar de cualquier cosa es Starbucks. Cualquier día nos pueden encontrar sentadas en una mesita, tomando Chai y Java-Chip, mientras comentamos todo lo que nos pasa: desde nuestros ataques de nervios hasta la mejor movida de la Tierra.
Resulta que hoy, como es de imaginar, tuvimos una de "esas" conversaciones.
Encontraron una mesita en la parte de afuera del Starbucks favorito y se sentaron a ver a la gente, mientras esperaban a que regresara del loquero. Yo, que siempre me pierdo, hice mil horas porque se me ocurrió irme por otro lado y di una vuelta terrible. Para cuando llegué, ya habían repasado todos los chismes y "espiaban" a un conocido que, desde que se cortó el cabello, se ve muuuuuuuuy bien..
En cuanto me senté, con mi Chai en la mano, empezó el armado de nuestro scrapbook del día: si no-sé-quién usa pastillas para rebajar de peso, si fulanita-de-tal no sabe caminar con los tacones padrísimos que usa a diario, si la chica con la que estaba sentado el especimen espiado estaba fea, gorda, si las manos nos gustaban, si las botas, si las uñas, si la nariz, etcétera...
"Es una fuckin' bitch", dijo M, mientras yo pensaba en lo bien que suena esa frase, cuando la dices correctamente... "A ver, ¿qué traes en la bolsa?", agregó cambiando completamente la expresión.
"Cosmo", contesté... y agregué el nombre completo que su hermana mayor le da a la revista "Cosmo-bitch".
De inmediato nos pusimos a hojear los ejemplares, que incluyen los tips para "Aumentar el poder de tu punto G" y tener "Sexo Express", además de que explican por qué hay hombres que besan "como perros, babeándote toda".
Resulta que, según la Biblia, la saliva de los hombres contiene una alto nivel de testosterona, so, ellos inconscientemente besan así porque es una forma de llevarte a la cama...
Ahí empezó la conversación más productiva que he tenido en mucho tiempo...
-¿Cómo besa Otelo?, le pregunté a una de ellas.
-Perfecto... es la mezcla perfecta entre la pasión y el beso así como despacito que me pone loca...
-¿Y la musaraña?, le pregunté a la otra.
-Despacito, como sexy, como si me quisiera comer..., me contestó.
-Ah, dije yo...
-¿Y tú, cómo besaba aquel?, me preguntó M refiriéndose a una calamidad medio demente que tuve.
-Puff... siempre era así como de makin'out... todo el tiempo... Como que no ubica que a veces uno tiene ganasd de unos besitos lindos.
-¿Y la calamidad prohibida?, me preguntó la otra.
-Él besa bien, como de 'te arranco la ropa' a-ho-ri-ta.
-Oz no besa tan bien, pero toca muy rico, contó ella misma...
-Igual la calamidad guitarrista, añadí yo. Podía besarlo sólo por la forma en que me tomaba la cara.
-Ay, dijo M, como el guerrillero, que besaba rico y tocaba rico...
-Yo, la verdad amiga, creo que él todo lo hace rico..., le dije roja como tomate.
-Sí, me contestó ella. Todo lo hace rico...
Entonces empezamos una conversación que nos provocó calor a todas y que nos hizo quedarnos pensando mil cosas que no podemos hacer.
-Quiero sexo... dijo I, a quien secundé.
-Yo también, dijo M, e inmediatamente fue interrumpida por la otra: "Ay, cállate, que tú sí tienes con quién".
Y seguimos hablando, mientras aceptaba que era cierto, que tiene con quién y que no debe quejarse.
-Deberíamos buscar con quién, le dije yo a I, mientras repasábamos en nuestras mentecitas calenturientas a todos los hombres de nuestra vida.
-A quién le llamarías sólo para decirle "quiero sexo", me preguntó I.
-Así como para decirle "quiero sexo", a nadie. Bueno, quizá a la calamidad presente...
-Deberíamos..., me dijo.
-Sí, deberíamos ya irnos, comentó M con las mejillas rojas de tanta imaginación.
Las tres nos levantamos de ahí y nos fuimos caminando hacia el sitio donde siempre nos despedimos. Durante todo el camino seguí pensando en la calamidad presente y decidí llamarle. Obvio, no le dije que quería sexo, pero sí le pregunté cómo estaba.

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...