mayo 04, 2009

Bye bye metafísica... Hello meditación trascendental...

Una calamidad pasada innombrable me mandó un artículo de El País.
Yo, como bruta, lo leí en cuanto vi su nombrecito -antes adorado y hoy ya ni sé- en el mensaje que me avisaba que el muy bruto había decidido que se acordaba de mi existencia.
So, luego de leer "uno de los mejores artículos que he leído sobre la influenza", le llamé a su celular que -antes- siempre contesta-ba-, para chismear el texto remitido y las nuevas acciones post-epidemia (ja... todavía no se termina y ya le pongo post... ja).
Resultado: no contestó...
La calamidad en cuestión estuvo metida en mi vida por un muuuuuuuuuuuuuuy buen rato. La última vez que le rogué que me perdonara (ajá, leíste bien, ¡le rogué!), me dijo que "las cosas pasaron de una forma y no pienso volverme a ariesgar". So, decidí que lo iba a olvidar como viejita con Alzheimer, y que nunca, nunca, nunca, nunca más, iba a caer ante una de sus jugarretas.
"Se me va a olvidar hasta su nombre", decreté yo muy creyente de la metafísica ante toooooooooooodas mis amigas (que la verdad es que no son tantas, pero son a toda maisss).
Lo peor no fue el decreto famoso que a mis amigas les dio una risa increíble, que sólo se aguantaron por los lagrimones que me rodaban por las mejillas... Lo peor fue que ¡me lo creí!
Hoy, después de haber apretado desesperada el botoncito de mi celular que -aún- tiene su número entre los de marcado fijo, reconozco que la metafísica no existe, no funciona y no le haré caso de nuevo...
A partir de hoy, pura meditación trascendental como la de Mafalda y la sopa: "no hay calamidad innombrable, no hay calamidad innombrable, no hay calamidad innombrable"...

1 comentario:

Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...