julio 09, 2009

Montaña rusa


"Yo soy como la montaña rusa", me dijo alguna vez un chico bastante chico, pero que resultó tener algunas de las grandes verdades del mundo en su boca.
Yo, que en ese momento no entendí a qué venía el comentario de la montaña rusa en medio de una conversación sobre lo difícil que es encontrar a alguien que verdaderamente te entienda, le pregunté de inmediato a qué se refería.
"La gente", me dijo, "es adicta a las emociones. Le gusta estar y no estar, divertirse sin compromisos, tener el poder de abrir las puertas cada mañana y descubrir una nueva aventura... en fin... le gusta subirse a la montaña rusa...".
Eso es muy cierto, pensé, y esa es una de las cosas más difíciles de compaginar con una pareja convencional... En mi caso, busco el equilibrio en el vértigo, disfruto del poder de ser libre, de la oportunidad de ver hacia todos los puntos cardinales sin tener un par de blinkers como los caballos de carreras... disfruto mi libertad, aunque puedo compartirla...
"¿Y entonces?", le pregunté para que siguiera.
-Entonces, la gente ama las montañas rusas, pero nadie en su sano juicio pondría su casa ahí arriba... para eso se necesita estar en tierra firme...
"Cierto, muy cierto", dijimos una amiga y yo, que escuchábamos atentamente.
Yo jamás me quedaría con alguien que no me dé un poco de equilibrio, que no me deje usar mis alas porque piense que jamás regresaré... Yo necesito alguien que me pueda ofrecer eso y que esté dispuesto a recibir lo mismo...
"Por eso soy como la montaña rusa... porque nadie en su sano juicio pensaría en mí como el chico bueno con el que se pueden quedar... carajo, soy con el que cojen, no con el que quieren criar a sus hijos", dijo.
Y ahí salió el otro peine... el que va directito al futuro, el que dice que las subidas y bajadas espontáneas no son la mejor forma de formar una familia, el que obliga a ser decente sin que sepamos exactamente qué quiere decir esa palabra...
"Con quién criar a mis hijos", repetí totalmente ensimismada en mis pensamientos... De todos los hombres que han cruzado mi vida, la mitad de ellos no corresponde a la categoría de "será buen papá" que uno puede ver en algunos.
Nadie en su sano juicio pone su casa arriba de la montaña rusa... No... quizá en una rueda de la fortuna, en un carrousel, en las sillas voladoras... pero jamás en una atracción extrema que te puede hacer subir y bajar el estómago con la misma facilidad que tendría para dejarte en el mismo sitio donde te recogió... jamás.
Por eso los hombres y las mujeres vemos diferente a cada persona, por eso los categorizamos, por eso nos subimos una y otra vez al juego, por eso somos a veces el juego... porque sabemos que un día tendremos que parar...
Yo amo la montaña rusa... son fanática de la adrenalina... pero a veces empiezo a tener ganas de subirme a otro juego...


PS. I'd a better day coz of u... I <3 u

2 comentarios:

  1. A mi me gustan las montañas rusas y jamás cambiaría ese juego por un carrusel o algo de esas cosas aburridas no no!, lo mejor son las emociones fuertes, cuando sabes que has llegado al límite y de pronto vas a caer; esas caidas son las que llenan todos lo espacios vacíos, son las emociones que hacen recordar que estamos vivos!! AMO las montañas rusas y la sensación de no saber en que momento tu adrenalina va explotar!! te quiero koala!
    Somos de esas personas que generamos sensaciones de montañas rusas!!

    ResponderEliminar
  2. Arriba la mejor sensación de todas: vértigo!

    ResponderEliminar

Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...