septiembre 26, 2009

Cinco sentidos: tacto

"Sólo te pido una cosa", le dije alguna vez a una calamidad naciente, "jamás me detengas las dos manos... me siento atrapada".
-Ajá, contestó aquel, mientras me sostenía las puntas de los dedos con los dientes.
Mi petición estaba bien fundada. Dice mi mamá, que hasta entonces había tenido una razón absoluta cada vez que hablaba de mí, que estaba segura de que si me cortaban las manos, me quedaba muda... y tenía motivos poderosos para decirlo (pero esa es otra historia).
La calamidad aquella me hizo caso por un tiempo, dejándome las manos libres y haciendo malabares para hacer un montón de cosas que se imaginaba...
Me detenía fuerte una mano, me tomaba por el cabello, me detenía la cara... bueno, todas las cosas que se imaginen... peeeeeeeeero, un día tuvo una idea genial y decidió dejar de respetar mi única petición en la vida...
Debo decir que se aprovechó de que yo me había bebido un par de tragos y de que andaba más caliente que de costumbre, pero el chiste es que en uno de esos arrebatos que uno tiene, la calamidad me sostuvo las manos por encima de mi cabeza y no me dejó volverlas a mover en muuuuucho rato...
Al principio, confieso que me sentí extrañísima, atrapada, incómoda.... que estaba, más que excitada, encabronada, porque el tipo no ubicaba que, mientras él me estaba deteniendo -bastante fuerte, por cierto- ambas manos, yo estaba al borde del colapso nervioso...
Luego de que me cansé de decirle en repetidas ocasiones -en todos los tonos posibles y haciendo toda clase de promesas- que me soltara, me resigné a que ese día se haría lo que él quería, y empecé a disfrutarlo...
Hasta ese momento, mi experiencia decía que debía ser capaz de tocar, ver y probar todo cuanto estuviera a mi alcance cada vez que me encontrara con una amante, pero ese día aprendí que en el sexo, como en la moda, a veces menos es más...
Al dejar mis manos fuera del juego, la calamidad aquella no sólo intensificó sus esfuerzos, sino que provocó un subidón en mis deseos y mis sensaciones... así pude saber que si tocan un punto en mi espalda, justo abajo de mi hombro, siento cosquillas en el dedo medio; que si me besan la última costilla, las rodillas se me doblan... y que dentro de mí hay un profundo deseo de que me aprisionen aún más fuerte...
Así, mi experiencia más táctil no tuvo jamás algo que ver con que yo tocara... pero sin duda recuerdo cada sensación.

6 comentarios:

  1. Creo yo que en esos campos amatorios , nada esta escrito y de pronto nuestrois mayores miedos o enojos se vuelven en placeres inexplicables, asi que creo que lo mejor es sere open mind.
    Abur

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  2. clap clap clap! bn chido tu post, siguiente parada: sex shop pa comprar unas esposas!

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  3. Bravo!, "Cinco sentidos: tacto" ha sido el mejor de la serie.

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  4. Ay nena.. a mi también me provoca un noseque que me tomen las dos manos y las pongan arriba de mi inmovibles... Me gusta y me asusta.. Cosa de independencia y así, supongo...

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  5. Es como los ciegos: tienen que desarrollar otros sentidos para percibir. Si las manos, tienes toda tu piel para sentir.

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  6. Gracias por sus comments... Lamento no haber respondido antes, pero andaba de viaje relámpago por Villa Disney (léase, andaba medio enamorada... jajaja!).
    Negro: efectivamente, nada está escrito, todo es cuestión de atreverse a descubrir.
    Bambola: Bienvenida! Luego cuentas qué onda con las esposas...
    Antonio: Gracias por el halago... espero que siga mejorando.
    Ella: Nena, es que es mágico! No mms! Brrrrr!
    Lover: Sí... toda la piel, pára que escriban en ella las batallas...

    Gracias a todos! Besos!

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...