octubre 19, 2012

Descafeinada

Creo ciegamente en eso de que ser sexy y atractiva es cuestión de actitud.
Creo, también, que a veces la actitud se agota y, por más hermos@ que sea el susodicho, no logra hacer que una sola persona voltee la cabeza al verla pasar.
Y, que nunca se ha considerado hermosa, pero que era por demás sexy y atractiva, es la muestra de ello. Cuando la conocí, Y era capaz de hacer voltear a quien quisiera, poseía el mejor récord bateador de la temporada y un par de piernas que  hacían suspirar a más de uno (y a un par de unas también, por qué no).
Una vez, en un café, sorprendida por el éxito de su entrada, que había dejado babeando hasta a la recepcionista, le pregunté cuál era sus secreto. 
"Es algo muy sencillo", me dijo, "no ando buscando, y me gusta que me busquen. Se trata de tener conciencia del poder que una trae pegada al cuerpo, y utilizarlo. No, no se trata de andarle enseñando las nalgas a cualquiera, se trata de que yo  quién soy, y eso se nota; es como el amor o el dinero, aunque uno quiera esconderlo, salta a la vista".
Sí, ella sabía quién era, qué le gustaba, cuándo y en dónde, y eso le hacía irresistible ante todos los que, sin saberlo (y a veces sin quererlo), lo único que quieren es tener con sigo a alguien que tenga toda la claridad del mundo.
Desde esa vez, en que Y me compartió su secreto, en su vida -y en la mía- pasaron muchísimas cosas que nos mantuvieron alejadas, hasta ayer.
Nos reencontramos saliendo de una tienda. Ella me reconoció a mí.
¿Cómo has estado?, pregunté sin reponerme de la impresión de no haberla reconocido, de haberme seguido casi de largo ante esa otrora bomba sexy y no haber reparado en que era ella, eeeeeeeeella
No, no está fea ni acabada, no ha ganado mucho peso ni trae un horrendo corte de cabello, no; es sólo que ya no es quien solía ser...
Mientras nos poníamos al tanto de nuestras vidas, me sorprendí más de ver la cantidad de ojos que se siguieron de largo. Y ya no exudaba seguridad, ya no parecía controlarlo todo, incluso, ya no parecía controlarse a sí misma; había dejado de usar stilettos y había cortado su cabello hasta dejarlo en un discreto y cuidadísimo 'Bob' que, según me explicó, "queda mejor con su nueva vida".
Ella, como yo, había tenido una hija, se había casado de pronto y ahora enfrentaba una crisis que la hacía preguntarse si alguna vez volvería a sentir la magia. 
"En alguna parte del camino me perdí", me dijo al notar mi sorpresa. "No soy la misma, ahora soy una versión descafeinada de la persona que solía ser".
¿Te extrañas?, le pregunté.
Cada día, respondió. 
Me pasa igual, susurré... 
Entonces supe que, igual que ella, me había convertido en una versión light de la mujer que una vez fui...

3 comentarios:

  1. Todos tenemos altos y bajos, pero los bajos de mujeres como tú, ya los quisieran de "altos" muchas otras...

    Un beso!

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  2. Wooow que fuerte, sucede que el tiempo pasa y nuestros planes y nuestras ganas y las circunstancias nos desvían de ese camino. No es tanto que sea una versión light de ti, sino que la vida es más dura de lo pensábamos.

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  3. Tengo escasos 23 y creo estar en la etapa sen y sexual más mágica que he tenido, espero que no me pasea mí, o que por lo menos lo sepa llevar.

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...