octubre 24, 2009

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Deja que caigan tus besos en mis caderas... que se derramen despacio, como si no lleváramos prisa...
Deja que sean tus manos las que descubran mi piel... que sean ellas las que acunen mi vientre cuando quiera beber...
Deja que sea en tu cuerpo que encuentre la calma... que sea en ti, donde me hallo en casa...
Deja que te recorra con la punta de mis dedos... que te acaricie en silencio en la madrugada...
Déjame sentir tu aliento en mi cuello... tu boca en mi pecho... tus ganas de hacerme el amor cada mañana...
Deja que sólo una noche recorra tu cuerpo hasta aprenderlo... que memorice tus sonrisas, tus silencios... tus abrazos, tus te quieros... Déjame sentir la espalda quebrar...
Deja que seamos tú y yo, no nuestra sombra o nuestra luz, las que elijan mancharse de sal...

2 comentarios:

  1. Bonito y cachondon, pero siempre me ha gustado en gran manera la cachonderia decente donde se dice que los hombre les besamos los muslos...

    (Uy).

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  2. Bella prosa poética. ha sido un gusto descubrirte y leer, por hoy, hasta aquí.


    Saludos...

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...