noviembre 28, 2017

El contrato

Creo que la solución es hacer un contrato, le dijo de pronto.

¿Un contrato?, preguntó él, aún medio dormido.

-Sí, un contrato, un acuerdo en el que quepan todos los sinsentidos de esta relación, todos los acuerdos y las reglas...

-¿Y para qué cómo vamos a hacer un contrato, si vamos a romperlo todo?

-Pues para que yo no ande toda la vida preguntando si puedo decirte "cariño" o si tú puedes tirarme del pelo, le dijo ella acurrucándose de nuevo.

-Pero si ya me dices "cariño" y yo te respondo los "te quiero", y nos tiramos del pelo y nos acariciamos, y vamos por el mundo siendo lo que somos...

-Pero no voy a tener que preguntarlo...

Y así, sin más, él dio un brinco y empezó a escribir sobre su piel. "Yo, Fulano de Tal,  en pleno uso de mis facultades mentales, me comprometo a hacerte el amor todas las mañanas que estemos juntos..."

"Para, ya, que me haces cosquillas", dijo ella mientras intentaba zafarse de esa posición para tumbarse boca abajo. "Ponle ahí que yo te puedo decir que te quiero, que nos vamos a querer mientras nos dure, que vamos a ser tú y yo, como si nada, como si siempre..."

"Y que voy a tratar de ser menos bruto y tú vas a tratar de controlarlo menos", siguió él.

"Ponle también que un día sí y otro también me vas a decir que estoy loca, y que yo te voy a tomar la mano cuando tengas miedo", dijo ella, ya rendida.

Y así siguieron, escribiéndose todas las cosas que querían,  hasta que el amor les llegó y se olvidaron que necesitaban las reglas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...