Supe que yo, al abrazarte, sentía que mis pedazos no dolían, sino se reunían.
Y fue un instante mágico en que los cristales fueron otra vez uno, y nos sentí(mos) en la repetición de un momento vivido siempre.
Y fue una vez, entre todas las veces, que abrí los ojos y vi el sol, redondo, naranja, inmenso, entre toda la oscuridad...
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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...