octubre 14, 2014

A resguardo

Tenía yo como 20, la primera vez que me supe frágil.

Durante años había guardado compostura, llorado bajito, aprendido a no hacerlo; me había atado las manos, que duelen cuando el alma duele, y me convencí de todas esas cosas que creí (que a veces aún creo) que me mantenían a salvo.

Traté de ser quien era y luego, cuando dolía mucho, de ser quien no era.

Traté de ser sol y luna, mar y arena, viento y nubes, dualidad perfecta.

Traté de llenarme los vacíos con palabras, con  besos, con hombres, con silencios...

Traté de ser la que llenara sus ojos y también, la que me los llenara a mí.

Traté, lo juro, pero me rompí.


Anoche, que me encontré frágil nuevamente, cuando se cayó el asa que me detenía, supe que es tiempo de guardar mis piezas y reconstruirme.

No sé cómo termine esto, cuánto tiempo mi "yo" de antes tarde en encontrarse con mi "yo" de ahora, si es que lo hacen; o cuánto más podré resistir sin salir disparada como un cristal al que le impactan una bala. No lo sé.

Hoy todo es blanco y negro, lleno de gotas turbias... así que sólo puedo ponerme a resguardo en lo que pasa la tormenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...