julio 12, 2009

Botones de menos...

Para Pau

Tenía diez u once años cuando cambié mi camiseta por un corpiño... El asunto, honestamente, no era necesario, pero para mí era lo más sexy que podía ocurrírseme (qué lejos estaba yo, de saber sobre cosas sexy).
Unos meses después, mi mamá, que sabe de cosas sexy, me regaló mi primer brassiere: un Petite Dior blanco con filos rosas, de corte muy similar a los bras de Skinny que una vez traté de ponerme. El regalo me resultó, ahora sí, el pararayos de la sensualidad... yo, una pre-adolescente arrogante y antisocial, usando un brassiere cuando nadie más lo necesitaba.
La emoción de usarlo me duró hasta que mis compañeras se empezaron a retrasar en ello y comencé a ser la única que realmente lo necesitaba.
Luego vino la moda de las superflacas y la mitad de mis "adoradas" compañeras se volvieron anoréxicas, por lo que menos necesitaron un brassiere... y yo me traumé porque no podía fingir tener un 32AA, cuando tenía un 34B...
"¿Por qué no soy plana?", me pregunté día y noche por años y años... "¿por qué no soy plana?", decía con la vista en el cielo cada vez que veía a quienes podían ponerse camisetitas sin mangas (y sin brassiere), porque tenían menos busto que el más delgado de los niños de mi salón...
"¡¿Por qué, Señor, por qué no soy planaaaaaaaa?!"... dije millones de veces en mis oraciones hasta que... me vi en un vestido de noche y descubrí la magia...
Era mi salida de la secundaria y yo llevaría un discretísimo vestido rosa que mi abuela había elegido. Mi mamá, que siempre me ha dado gusto, descubrió en mis ojos la más terrible frustración cuando me vi con él, y accedió a comprarme otro modelito: uno color crema de tirantes delgaditos que dejó a más de uno con el aliento contenido...
Esa noche, no sólo bailé con quien quise y tomé cuantas medias de seda quise, sino que también descubrí que eso que tanto me había hecho enojar, era motivo de deseo...
"Cuando necesites algo rápido, y dependa de un hombre, usa un buen escote", me dijeron como secreto cuando cumplí 15 y fue legal sentirme mujer... Nada más cierto, pues poco a poco me fui dando cuenta de cuántas puertas, ventanas y cortinas podía abrirme...
Con los años, descubrí que maravillosamente yo no soy plana y tengo lgunas ventajas sobre las que apenas rellenan un bra de Skinny...
Hoy, orgullosísima de mi copa C, no dudo en asegurar que casi cualquier cosa puede ser solucionada con un botón de menos y un buen brassiere: desde la mesa en el restaurante, hasta el doble shot de café, los trámites simples y complejos, y el enojo de un novio...
"Cuando necesites algo rápido, y dependa de un hombre, usa un buen escote", fue mi primer consejo de mujer... y uno de los mejores que he recibido...

3 comentarios:

  1. I heart my boobs!! jaja...

    La verdad si, digo obvio no todo se consigue -por lo menos no apropósito- con un escote, pero pfft, que si ayuda!! :)

    Kiss dear :)

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  2. tengo que admitir que alguna vez caí en el hechizo que puede provocar un escote..

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  3. Sí, CASI cualquier cosa se consigue... Yo AMO, así, con mayúsculas, a mis chicas...

    Robtroke: Sólo una?

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Chisméele a gusto, al fin que vamos para largo...