julio 04, 2023

Querido D,

Hay años que son como maremotos, un movimiento que empieza en el centro y termina saliendo a la tierra para arrastrar, limpiar, liberar los espacios que fueron ocupados.

Para mí, éste es uno de ellos… y tú eres la ola que sorprende cuando todo parece estar en calma ya.

A veces, incluso ahora, me descubro sin poder respirar, sorprendida por el impacto, entre la risa y la lágrima, sin poder moverme, sin alcanzar a entender…

Nunca me imaginé, cuando te vi por primera vez en años y me animé a sonreír, qué clase de sacudida traería esta vuelta. Yo, que soy experta en imaginar escenarios, en predecir desastres, en unir puntos, en tapiar ventanas, no lo vi… y hay una parte de mí que agradece que haya sido así.

Quizá nunca alcances a saberlo, D, pero haberme parado en la orilla de la playa, con la inocencia de creer haberlo pasado todo y ser golpeada por ti, tan frontalmente, tan absolutamente, ha sido una de las cosas que siempre voy a agradecer de este año maremoto.

Antes de la ola, jamás había sabido que no todas las palmeras estaban en su sitio o que a mi playa le sobraban casas y negocios… no sabía que había cosas que crecían ahí porque alguien las había sembrado y no porque fueran endémicas, o que había muchas otras que habían sido arrancadas y podían reclamar su lugar… antes de ti, no sabía que en mi playa no hay sólo caracolas rotas, ni que los colores no sólo llegan en el atardecer… y hoy lo sé…

Siempre, sin importar qué pase con mi playa, voy a estar agradecida por la ola que has sido… por las palabras que atesoro, por las miradas y las sonrisas, por el rubor de mis mejillas, por las ganas de lanzarse al mar de alguien que siempre le ha temido…

Gracias por haberlo sacudido todo, por las ideas de dinamita, por las promesas de febrero, por recordar mi nombre completo, por hacerme pensar en puentes para duendes en Irlanda, por no verme jamás pequeñita, por los besos que me diste, por los que me mandaste… gracias por todo.

Éste será un gran año para ti, estoy segura. Deseo que en él te encuentres con todo lo bonito, que dinamites, construyas, reconstruyas, pero sobre todo vivas al mismo ritmo que lates…

Te beso, siempre, D… donde sea que la vida nos lleve…

Tuya, E

mayo 07, 2020

La luz

Hay en mi cuerpo grietas... pequeños recuerdos de lo que se rompe, guardianas de un noséqué que permanecen...

Hay en mi cuerpo grietas, profundas, añejas... a primera vista parecen cerradas, pero de vez en vez un soplidito de aire helado se cuela por ellas.

Hay en mi cuerpo grietas... y ayer, cuando me viste a los ojos y dijiste "te amo", por primera vez se llenaron de luz.

abril 13, 2020

La pandemia

¿Tendremos tiempo de amarnos?
Me lo pregunto mientras te observo dormir, mientras burlamos la cuarentena encerrados en casa, como si no hubiera más mundo afuera que éste, que nos estamos construyendo en la pandemia.
Nunca antes habías venido aquí, me parecía muy “de novios” hacer el amor en mi cama y no en la de un hotel en el que podía desaparecer cuando todo se ponía cursi. 
Entonces nos cayó la cuarentena. Nos descubrió cenando en ese restaurante de sushi que tanto te gusta; escuchamos atentos, nos vimos a los ojos y le dimos el último trago a las copas. Era la última vez que nos veríamos en cuarenta días.
Quisimos hacer que el deseo se mantuviera por encima de las preguntas, que la conversación sobre virus nuevos y cubrebocas no nos arruinaran el sexo, que el miedo a ser portadores del infierno invisible no se metiera en la cama.
No pudimos.
Tuvimos un sexo tímido, cómplice, lleno de silencio que sólo se llenaba con la respiración. Ninguno de los dos quiso repetir, teníamos demasiadas preguntas, demasiado tiempo por delante que no sabríamos cómo vivir.
¿Nos volveríamos a ver después de la pandemia?, ¿seguiríamos teniendo ganas de  reírnos al besar nuestra piel?, ¿volveríamos a llenarnos de saliva y semen alguna vez?… ¿sobreviviríamos?
Esa noche evitamos los besos de despedida. Todo estaría bien, dijimos; todo volvería a la normalidad de nuestros encuentros, todo estaría como lo dejábamos entonces.
Después llegó el silencio, los días de guardarse y los mensajes calientes a las dos de la mañana, el sexo a solas, en recuerdo de lo que hablábamos.
Una semana más tarde te mandé mi ubicación, tomaste tu coche y llegaste hasta mí.
No hubo preguntas ni respuestas, no hubo etiquetas que ponernos, ni planes a futuro ni promesas, sólo una maleta con tres calzones y dos camisetas, unos jeans y el cargador de tu teléfono.
Ninguno de los dos tenía que decir lo que ya sabíamos: si había que vivir una cuarentena, la viviríamos juntos, llenándola de sexo y risas, de bailes en la sala y pizza fría.
Nunca pregunté - ni lo hago ahora-, cómo es que la pandemia me cambió la forma de ver lo que tenemos. Sólo sucedió y lo abracé.
Te abrí un espacio en mis cajones y te di un cepillo de dientes nuevo, te expliqué dónde estaba cada cosa, te presenté a mis gatos y nos metimos en las sábanas mientras este “algo” que no conocíamos se apropiaba de lo nuestro.
Estábamos juntos, en una realidad modificada e incierta, pero juntos…
Nunca pasó, hasta hoy, que me pregunté si cuando todo acabe tendremos tiempo para amarnos de a de veras… fuera de esta casa, con toda la rutina y las cosas duras.
¿Tendremos tiempo para amarnos?, me pregunto mientras te veo dormir… y entonces estiras el brazo y me adivinas.
“Deja de pensarlo”, me dices bajito, mientras me jalas hacia ti y me regresas a lo nuestro.
“Deja de pensarlo”, me repito… y me dejo llevar por el río incierto que es este tiempo.

marzo 05, 2019

Re-fle-jo


Aprendí a mirarme sólo por saber que tú me miras, que ves más allá de mí.

Aprendí a verte, a descubrirte, a recorrerte, aun sabiendo que a veces quisieras cubrirte de mí.

Yo no sé qué hay entre tus ojos y los míos, que saben verse en la distancia, que se escudriñan, que se leen aun sin verse… no lo sé.

Yo no sé, aún, qué es lo que sucede con las chispas que se prenden, con las señales de alarma que ignoramos, con el cortocircuito de los cuerpos…

Yo lo que sé es que te he aprendido de memoria, que te he llevado muy adentro, como parte de mí, como parte de todo…

Yo lo que sé es que tú, en el espejo, me encuentras y me devoras, que me vacías, me sorprendes, me transformas.

Yo lo que sé, hoy, vida mía, es que siempre tendremos nuestros ojos. Sin importar lo lejos, lo ausentes, lo vacíos…

mayo 01, 2018

Yo estaba acostumbrada al frío.
Y entonces, tú.
Entonces tu cuerpo cálido, tus besos, tus manos, mi piel... 
Entonces llegaste tú,  como si jamás te hubieras ido, como si ayer mismo hubieses estado, como si nada hubiera cambiado.
Y no... nada cambió. Si acaso mi cuerpo, que ya ha dado vida; su acaso mis sueños, que se volvieron más duros; si acaso mi canto, que ya no sale fácil... 
Pero nada más.

Yo estaba acostumbrada al frío. 
Y hoy, que no estás cerca, tengo helada la piel de tanto extrañarte, tengo heladas las manos de no poder tocarte, tengo frío en el alma...

Yo estaba acostumbrada al frío, amor mío, estaba acostumbrada y tú, otra vez, viniste a hacerme cálida...

marzo 30, 2018

Planes que no se hacen

"Sería bonito", me dices y disparas un cañón sobre mi pecho.
Lo has dicho rápido, sin pensarlo, haciendo más grande este manojo de planes que no nos atrevemos a hacer. Y entonces lo siento, en el centro de mí cuerpo han vuelto a florecer las azucenas, y por un momento tiene sentido todo lo que en otros me da miedo.
"Sería bonito", te digo antes de dormir abrazada a tu cuerpo, y cada movimiento, cada palabra, me funciona para darme cuenta de que no lo estoy soñando.
Y logro dormir de corrido, por primera vez en esta cama que compartimos, sabiendo que de alguna forma lo hemos visto.
"Sería bonito", me repito por la mañana, cuando los primeros rayos del sol te tocan la piel y me llevas la mano a tu corazón. 
No sé ahora mismo si un día tendremos la fuerza para hacerlo o si será la vida la que nos tome por sorpresa, pero hoy es suficiente con haberlo imaginado juntos, para sonreír...

marzo 27, 2018

"Dame una razón, una sola, para no irme. Dime por qué quieres que me quede...", le dijo ella en la que hasta ahora había sido la noche más oscura.
La abrazó, le apretó la mano, le besó los hombros, pero siguió en silencio. "Por favor no te vayas, no quiero que te vayas...", le dijo de pronto.
"Dame una razón, carajo, una sola, que me diga que no soy la pendeja que me estoy imaginando. Dame un por qué para quedarme", respondió mientras se secaba las lágrimas.
-¿Es que no lo ves? ¿No entiendes por qué?
- No, no lo entiendo. ¿Quieres que me quede sólo para coger?, pues vas, sin preámbulos, porque será la última vez.
La conversación  había subido mucho de volumen, tanto, que parecía que estaban al otro lado del mundo, y no sentados en la misma cama.
- No, carajo, no; le dijo él mientras le tomaba nuevamente la cara. No quiero que te vayas porque te quiero, porque quiero estar contigo, coño , porque te quiero...
Y entonces el mundo se detuvo.
Por primera vez en años ella pudo sentir la intensidad del amor que los unía, la furia con que la vida los había golpeado y les había abierto el pecho... Por primera vez, desde aquella noche de enero, el mundo se detenía para ellos, y se vieron a los ojos, se besaron el cuerpo entero, se entregaron a ese rayo que los partió...
Y dejaron que se hiciera de día...

noviembre 28, 2017

El contrato

Creo que la solución es hacer un contrato, le dijo de pronto.

¿Un contrato?, preguntó él, aún medio dormido.

-Sí, un contrato, un acuerdo en el que quepan todos los sinsentidos de esta relación, todos los acuerdos y las reglas...

-¿Y para qué cómo vamos a hacer un contrato, si vamos a romperlo todo?

-Pues para que yo no ande toda la vida preguntando si puedo decirte "cariño" o si tú puedes tirarme del pelo, le dijo ella acurrucándose de nuevo.

-Pero si ya me dices "cariño" y yo te respondo los "te quiero", y nos tiramos del pelo y nos acariciamos, y vamos por el mundo siendo lo que somos...

-Pero no voy a tener que preguntarlo...

Y así, sin más, él dio un brinco y empezó a escribir sobre su piel. "Yo, Fulano de Tal,  en pleno uso de mis facultades mentales, me comprometo a hacerte el amor todas las mañanas que estemos juntos..."

"Para, ya, que me haces cosquillas", dijo ella mientras intentaba zafarse de esa posición para tumbarse boca abajo. "Ponle ahí que yo te puedo decir que te quiero, que nos vamos a querer mientras nos dure, que vamos a ser tú y yo, como si nada, como si siempre..."

"Y que voy a tratar de ser menos bruto y tú vas a tratar de controlarlo menos", siguió él.

"Ponle también que un día sí y otro también me vas a decir que estoy loca, y que yo te voy a tomar la mano cuando tengas miedo", dijo ella, ya rendida.

Y así siguieron, escribiéndose todas las cosas que querían,  hasta que el amor les llegó y se olvidaron que necesitaban las reglas...

septiembre 24, 2017

Volver a la normalidad...

Han pasado cinco días desde el 19 de septiembre. Hoy será, quizá, el primero que duerma más de 4 horas de corrido.

Mañana, el mundo políticamente correcto dice que muchos "volveremos a la normalidad". Yo volveré a viajar hasta un territorio en el que no pasa nada, llegaré a las nueve y me iré a las seis, comeré a las dos y saldré a fumar tres veces, iré de archivo en archivo y lidiaré con clientes y solicitudes, vamos, trataré de seguir la misma rutina que tenía hasta el martes pasado... pero no volveré a la normalidad. 

No volveré a la normalidad porque luego de esos dos minutos nada es igual.

La ciudad en la que nací y en la que, creo, también voy a morir, se me rompió, y con ella se me rompieron muchas cosas más. 

Ese día, mientras bajaba los 10 pisos del edificio donde estaba, alcancé a preguntar a los que amo si estaban bien. Unos respondieron pronto y le dieron paz a mi corazón, otros, como mi papá, tardaron en recuperar la conexión y me tuvieron en vilo hasta que pude tenerlos a todos juntos de nuevo, sanos, completos, localizados.

Cuando llegué abajo, mi cuerpo le copió a la tierra y comenzó a temblar.
Entonces comenzó el caos. 

Durante varias horas, mientras buscaba llegar a casa para abrazar por fin a mi hija, repetí una y otra vez en mi cabeza que todo iba a estar bien, que no sería grave, que íbamos a volver a ser los de antes...

Hoy, cinco días después, sé que estaba equivocada, mi vida jamás será la misma.

Pasé esa noche buscando la información de los desaparecidos, armando listas de quién estaba dónde antes de la 1:14, verificando que hubieran aparecido o dando RT a los rostros de todos los que jamás conocí, pero siguen siendo buscados. 

Al día siguiente, y durante los 3 que fueron luego, salí a la calle y traté de serle útil a la gente que, estoy segura, hubiera estado ahí, partiéndose la madre y arriesgando su vida, si el edificio colapsado hubiera sido el mío. 

Durante esos días, la adrenalina me corrió como jamás había hecho y me di cuenta de que soy más fuerte, más resistente, más poderosa y más compasiva de lo que pensé.
Cargué la mitad de mi peso sin chistar ni que me doliera, cuando en la vida real no soy capaz de levantar un garrafón de agua.

Pasé, en promedio, 14 horas de pie, cuando yo siempre dije que no servía para estar parada.

Me sentí chiquita por no haber movido una piedra, y al mismo tiempo enorme por poder ayudar a otros a que su nueva vida no empezara tan violentamente.

Aplaudí y grité "gracias" cada vez que un vehículo llegaba o se iba con material de apoyo, o que un ciclista o una persona a pie nos brindaba sus manos o sus pies para ayudar, sintiendo en el fondo de mi corazón que los mexicanos somos superhéroes.

Abracé fuerte, fuerte, a personas a las que probablemente jamás me hubiera cruzado se otra forma.

Dije te quieros que el orgullo y el miedo no me dejaba, por la simple tranquilidad de saber que si mañana muero, esas personas sabrán que los amaba.

Fui, entonces, esta nueva yo que no pudo quedarse sentada y que hoy llora de todo porque sabe que nada volverá a ser igual, que la ciudad seguirá oliendo a concreto y gas por un tiempo, que seguiré sintiendo angustia cada vez que algo se mueva pues sentiré que la pesadilla se repite, que dejaré a mi hija en la escuela con miedo de que algo vuelva a pasar y estemos separadas...

No, nada será normal... 

Porque nos rompimos y no hay qué nos vuelva a donde estábamos.

Porque nos encontramos en puntos que jamás se hubieran unido.

Porque descubrimos que somos muchos y más que los indiferentes.

Porque supimos que este pueblo no tiene al gobierno que se merece, y este gobierno definitivamente no merece al pueblo.

Porque luego de ese día nada, nadie, volverá a ser lo que fue.

Así que no, yo no "vuelvo a la normalidad", yo mañana empiezo una vida nueva en la que nada será como lo conocí.



septiembre 13, 2017

Caminar...

Tú*,

Hace muchos días que pienso en decirte que lo he sabido siempre, que cada noche desde esa en que por primera vez nos vimos a los ojos y decidimos jugarnos de nuevo la vida en esta ruleta rusa he sentido que un día terminaremos por partirnos en trozos y aun así seguimos salvándonos.
Sé que vas a entenderlo, porque entre nosotros no han existido nunca los secretos, porque nos hemos dicho todo sin necesidad de palabras, porque seguimos unidos por un cordel rojo que se tensa y se relaja...
Lo he sabido siempre,  que no te vas y no me voy, por más lejos que parezcamos estar; que me quieres y te quiero sin lógicas ni salvavidas, que no sé si un día la vida nos sonría de frente, pero nos gusta adivinarle el gesto... lo he sabido siempre...
Hoy, cuando por primera vez desde esta vez no te lo he dicho todo, quiero que sepas que lo sé y me es suficiente, porque en esta incertidumbre he encontrado magia,  porque en esta fiebre intensa he encontrado paz, porque en este tenernos nuevamente se me ha abierto la vida ante los ojos...
No sé cuándo, no sé si algún día... pero sé que siempre... y con eso me basta.

agosto 26, 2017

Quererlo todo... tenerlo todo...

Hace semanas que pienso que contigo lo tengo todo. Tengo las miradas cómplices y los besos, las carcajadas francas y la piel; tengo un manojo de sueños que no te cuento y mil preguntas que no me atrevo a hacer...
Contigo lo tengo todo... y sin embargo hay días en los que siento que "el todo" se me escapa como agua, y quiero más,  lo quiero todo.
Quiero los días y la costumbre, las malas caras y los pies fríos; quiero lo no tan bello de tenerte, lo no tan claro, lo no tan seductor.
Hay días que siento que lo tengo todo... y hay días que siento que no tengo nada...
Hay días, como hoy,  que lo tengo todo y aun así quiero más...

junio 20, 2017

(Des)control de mi vida

"Y si pasa, ¿qué?", le dijo él sentado al otro lado de la mesa.
"Si pasa me vas a romper en pedazos", pensó ella, sin atreverse a decir una palabra.
Mantenía su vista fija en el vaso lleno de hielo, las manos le temblaban y sintió un apretón fuerte entre el pecho y el estómago.
"Me vas a partir la madre", dijo finalmente.
La conversación que tanto había evitado se desató como un huracán.
Hace seis meses ninguno de los dos imaginaba que iban a estar ahí,  en esa terraza, hablando de ellos nuevamente.
Luego de tanto tiempo, volver ahí,  a donde se habían dejado pacíficamente, parecía inconcebible.
"Ni tú ni yo controlamos lo que pasará.  Ninguno de los dos podemos saber a dónde nos llevará esto", le dijo tomando su mano.
"Lo sé", susurró ella, y sin embargo tuvo que apretarlo fuerte para que las lágrimas no empezaran a brotarle.
"¿Y si no pasa?", soltó de pronto.  "Si no pasa, ¿qué?, ¿vamos a ir teniendo miedo de ser otra vez nosotros?".
Entonces ella supo que sí, él también tenía miedo... y lo besó.

mayo 23, 2017

Público y privado

Alguna vez me leíste toda.
Te di cada palabra que brotaba, cada letra, cada canto... 
Toda yo fui privada para ti. Te me dí en exclusiva, sin miramientos, sin temor... dejé fluirme como un río infinito que iba y venía desde ti...
Luego el agua dejó de brotar de mí. Dejé de pensarte, de escribirte, de nombrarte...
Llené mi manantial de gotitas de rocío de aquí y de allá, las puse en cristales y salí a la vida a decirle a nadie lo que nunca más te diría a ti.
Me creí tan a salvo... tan infalible... tan poderosa...
Y entonces volviste. 
Y trajiste tu río y me llenaste entera.
Y mi voz fue otra vez canto y mi piel fue otra vez tierra...
Y mi vida, otra vez, fue un día infinito.
Y esta vez, luego de tanto, te hago público para no decirte que, quizá,  aún te amo...

marzo 27, 2017

Bullshit

Creí estar preparada, que haber sobrevivido a perderlo todo aquella vez era suficiente para llamarme a mí misma sobreviviente.
Creí que estaba lista para esquivar el tren que eres, para salvarme una vez más de todo lo que soy cuando estoy contigo.
Creí que las fronteras harían lo suyo, que las reglas estaban puestas, que no habría forma de caer en ese abismo de tu piel.
Creí tantas cosas, puse tantas reglas, dije tantas frases hechas... y hoy lo único que quiero es quitarme este miedo y decirte que quisiera otra vez perderme en tu cuerpo...

marzo 06, 2017

"Eres esa eternidad que jamás
podré cumplir pero que más da;
la gracia no está en ser eterno,
sino en entregarse enteramente."

-Camilo Ortiz Enciso.