Hay años que son como maremotos, un movimiento que empieza en el centro y termina saliendo a la tierra para arrastrar, limpiar, liberar los espacios que fueron ocupados.
Para mí, éste es uno de ellos… y tú eres la ola que sorprende cuando todo parece estar en calma ya.
A veces, incluso ahora, me descubro sin poder respirar, sorprendida por el impacto, entre la risa y la lágrima, sin poder moverme, sin alcanzar a entender…
Nunca me imaginé, cuando te vi por primera vez en años y me animé a sonreír, qué clase de sacudida traería esta vuelta. Yo, que soy experta en imaginar escenarios, en predecir desastres, en unir puntos, en tapiar ventanas, no lo vi… y hay una parte de mí que agradece que haya sido así.
Quizá nunca alcances a saberlo, D, pero haberme parado en la orilla de la playa, con la inocencia de creer haberlo pasado todo y ser golpeada por ti, tan frontalmente, tan absolutamente, ha sido una de las cosas que siempre voy a agradecer de este año maremoto.
Antes de la ola, jamás había sabido que no todas las palmeras estaban en su sitio o que a mi playa le sobraban casas y negocios… no sabía que había cosas que crecían ahí porque alguien las había sembrado y no porque fueran endémicas, o que había muchas otras que habían sido arrancadas y podían reclamar su lugar… antes de ti, no sabía que en mi playa no hay sólo caracolas rotas, ni que los colores no sólo llegan en el atardecer… y hoy lo sé…
Siempre, sin importar qué pase con mi playa, voy a estar agradecida por la ola que has sido… por las palabras que atesoro, por las miradas y las sonrisas, por el rubor de mis mejillas, por las ganas de lanzarse al mar de alguien que siempre le ha temido…
Gracias por haberlo sacudido todo, por las ideas de dinamita, por las promesas de febrero, por recordar mi nombre completo, por hacerme pensar en puentes para duendes en Irlanda, por no verme jamás pequeñita, por los besos que me diste, por los que me mandaste… gracias por todo.
Éste será un gran año para ti, estoy segura. Deseo que en él te encuentres con todo lo bonito, que dinamites, construyas, reconstruyas, pero sobre todo vivas al mismo ritmo que lates…
Te beso, siempre, D… donde sea que la vida nos lleve…
Tuya, E